sábado, 27 de junio de 2009

Los verdaderos artistas revientan siempre

¡Que revienten los artistas! "Los verdaderos artistas revientan siempre", declaró Kantor, quien califica esta obra de inexplicable a través de palabras, pero que llega a la mente a través de la emoción, y no al revés.

Preguntarle a Kantor cuál es el proceso que sigue para crear sus espectáculos le hace matizar sobre diferentes aspectos. Sabe que nadie en España ha vivido de cerca ese proceso, de más de 30 años, y quiere dejar claro que su teatro no es una obra, no es ¡Que revienten los artistas! sino algo que tiene relación entre sí a lo largo de más de tres décadas.

"Hace falta explicar el método y contar cómo para cada espectáculo se descubre un nuevo método. Pero después de 30 años de trabajo veo que es un único método, siempre el mismo.
Hay una línea que une todas mis épocas, todas mis investigaciones, todos mis montajes, y ésa es una única línea general".

Kantor se pregunta constantemente si existe verdaderamente un método en toda esta locura. Él es un gran creador que contamina su teatro con su profesión de pintor y escenógrafo. "Creo que sí, que naturalmente existe el método. Pero éste no es el de teatro de repertorio". En 30 años tan sólo ha creado ocho espectáculos, algo anormal si tenemos en cuenta que se habla de un trabajador infatigable. "Hemos hecho tan pocos espectáculos porque no hacemos estrenos. Existe el primer espectáculo, pero procedemos según el método que marca las diferentes etapas de creación".

Kantor comenta que, cuando mira hacia su pasado, ve claramente en él ocho etapas, correspondientes a sus ocho espectáculos. Cada una de estas etapas significa un cambio para Kantor, no en las ideas, pero sí en las formas. Una primera etapa que él denomina de teatro informal, los primeros años de la década de los sesenta ligada a su etapa de pintura informal, que practicara desde 1955. "El mundo, en esta época, era verdaderamente informal", comenta Kantor. "Después vino, en especial pata los polacos, el vacío, la nada; de ahí que venga posteriormente, a partir de 1963, la etapa del teatro cero, en que hay que sobrevivir en el vacío. Después viene la época del teatro-happening, en torno a 1967. En 1972 surge una época que he definido como de teatro imposible. Entre 1970 y 1972, el mundo estaba sin salida en Polonia, en Francia, en todas partes. No había solución en ningún sitio".

La etapa de la muerte

A partir de 1975 se pudo conocer la trayectoria de Kantor desde España. En aquel momento crea La clase muerta, en ruptura sin precedentes con sus etapas anteriores. Él la define como la etapa de la muerte. Después llegaría Wielopole, Wielopole, espectáculo que tituló con el nombre de su ciudad natal, en 1979. Kantor no ha encontrado nombre para esta etapa. "Quizá sea la continuación de La clase muerta, pero es todavía más. Se podría denominar como el teatro de la memoria"."En ¡Que revienten los artistas! busco en qué etapa estoy, pero no he dado con ella".

Kantor opina: "Los verdaderos artistas revientan siempre. Muchos se han suicidado porque no soportaban el mundo exterior. En mi concepto del arte, los artistas deben morir porque la creación debe suponer la descomposición del individuo, pero hay demasiados artistas oficiales cercanos al poder, como en este festival".
"Durante estos 30 años he cambiado no mi actitud, pero sí las formas, porque no se puede ser inmutable. El Mundo cambia a nuestro alrededor y tenemos la obligación de caminar a su lado"

Cuando Kantor cambia su relación, no su actitud, con el mundo exterior empieza a buscar las formas que, lo expresan. "Las encuentro y entonces empiezo a hacer el espectáculo". Kantor concibe el teatro como una única forma de arte. "Últimamente he reflexionado sobre qué es el teatro. Todos os directores se ponen a decir: 'En el teatro tenemos que buscar las obras, la escena', pero no se dan cuenta de que el teatro es la obra de arte única para todo el teatro, para toda la vida. La obra de arte debe construirse".

Para Kantor está claro el método que utiliza. Es el de no hacer teatro de repertorio, no interpretar, ya que sus actores no hacen papeles, sino que hacen de ellos mismos.

Existen verdaderamente. "Cuando el papel no existe, cuando el actor no representa, no hace ilusión. Es real. Entonces, los objetos no, son accesorios, no son decorados; son objetos arrancados de la vida. La noción dadaísta del objeto cercano no es el objeto excluido como objeto de arte. Esta mesa, donde nos sirven cafés que se nos enfrían, es el objeto de arte, y haré todo para hacer de esta mesa de la vida cotidiana el objetode arte. Son imágenes de arte".

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